(La imagen que os he puesto es de la película Fahrenheit 451, en el momento en que un informante anónimo introduce su denuncia en el buzón de los bomberos.)
Nací en los años 60 y, desde entonces, he vivido intensamente la música. Puedo decir, aunque sea en voz baja, que sé algo sobre lo que dicen muchas canciones y, a nivel ideológico, también conozco su contenido. Igualmente, sé qué son los mecanismos de censura, tanto aquí como en muchas otras partes del mundo, y conozco la persecución que muchos regímenes, entidades, instituciones y empresas intentan instaurar mediante denuncias anónimas o interesadas. Hoy, en el estado español, en pleno 2024, hay personas que, a base de denuncias de este tipo, quieren imponer una nueva inquisición y una nueva caza de brujas.
Recordemos la Inquisición: bastaba con que un vecino nos tuviera manía para que se activara el instrumento represor de la Iglesia católica, sin freno alguno. O la Revolución Francesa, cuando las listas negras que iban a la bañera de Marat se publicaban en su diario, y todos los que aparecían en ellas se convertían en carne de guillotina. O, más recientemente, la era McCarthy: si eras citado por el Comité de Actividades Antiamericanas, quedabas bajo sospecha, señalado por todos, y podías perder tu empleo.
No podemos seguir así, con elementos represores como los bomberos de Montag, que creen estar haciendo el bien mientras destruyen vidas, confianza y convivencia. Y todo porque algunos exaltados enarbolan sus execrables discursos como bandera. La canción que os pongo es la que me viene a la mente cuando veo personas que pretenden reinstaurar los autos de fe.
Nací en los años 60 y, desde entonces, he vivido intensamente la música. Puedo decir, aunque sea en voz baja, que sé algo sobre lo que dicen muchas canciones y, a nivel ideológico, también conozco su contenido. Igualmente, sé qué son los mecanismos de censura, tanto aquí como en muchas otras partes del mundo, y conozco la persecución que muchos regímenes, entidades, instituciones y empresas intentan instaurar mediante denuncias anónimas o interesadas. Hoy, en el estado español, en pleno 2024, hay personas que, a base de denuncias de este tipo, quieren imponer una nueva inquisición y una nueva caza de brujas.
Recordemos la Inquisición: bastaba con que un vecino nos tuviera manía para que se activara el instrumento represor de la Iglesia católica, sin freno alguno. O la Revolución Francesa, cuando las listas negras que iban a la bañera de Marat se publicaban en su diario, y todos los que aparecían en ellas se convertían en carne de guillotina. O, más recientemente, la era McCarthy: si eras citado por el Comité de Actividades Antiamericanas, quedabas bajo sospecha, señalado por todos, y podías perder tu empleo.
No podemos seguir así, con elementos represores como los bomberos de Montag, que creen estar haciendo el bien mientras destruyen vidas, confianza y convivencia. Y todo porque algunos exaltados enarbolan sus execrables discursos como bandera. La canción que os pongo es la que me viene a la mente cuando veo personas que pretenden reinstaurar los autos de fe.
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