Encontrar el terreno fértil y recoger la mejor cosecha
Es interesante encontrarse con un álbum como este y que vendiera lo inimaginable. Hasta hace pocos días, tenía mis dudas sobre incluir este álbum entre los trabajos más prominentes de 1994, pero al volver a escucharlo, a pesar de algunas dudas, al final decidí incluirlo. De hecho, grupos muy parecidos a Hootie & The Blowfish, como Edie Brickell & New Bohemians o River City People, unos años antes ya habían aterrizado en nuestro imaginario y ni se acercaron a las ventas de nuestros protagonistas de hoy. Y si me permitís mi humilde opinión, hubo dos circunstancias que los catapultaron mucho más allá de las expectativas más optimistas. La primera es que ya llevábamos unos años de guitarras desbocadas e hirientes, de letras depresivas y deprimentes y la gente estaba más que saturada de negatividad y frustración. La segunda, una obra como Automatic for the People clarificó a muchos que ese era la via a seguir, es decir, la senda acústica, el predominio de las guitarras atmosféricas y toda la serie de MTV Unplugged no hizo más que ratificarla. Obviamente, el grupo de Darius Rucker llevaba muchos años girando y no siempre la respuesta del público potencial fue la más pertinente, pero llegaron al estudio para grabar con los temas muy trabajados. Este primer disco tiene una influencia muy clara de Simon & Garfunkel (esas guitarras acústicas, los coros inmaculados, los ligeros toques eléctricos), Tom Petty and The Heartbreakers y por supuesto, ellos mismos nombran a R.E.M. como una de sus máximas fuentes de inspiración.
Hagamos un repaso a algunas de las canciones que se incluyen en este disco, que comienza con "Hannah Jane", un power pop de "toda la vida" y el despliegue más eléctrico en todo el álbum, un tema que te abre la puerta, pero que no ha hecho variar el rumbo de la galaxia. Y llegamos a la canción que los hizo conocidos por todos, que es "Hold My Hand", a la que se le pueden reprochar muchas cosas, pero es un tema honesto, que llega al corazón, donde tenemos un órgano dylaniano y un estribillo y unos coros extraordinarios que habrían firmado los mismos Simon & Garfunkel, pero la letra es lo que definitivamente decanta la balanza, un texto de soporte y esperanza que muchos necesitábamos y ahí nuestros amigos dieron en la diana.