Voy a Girona. Entro en una cafetería. No tienen periódicos. Tres personas beben ginebra con hielo. Todavía hay una estrella de Navidad colgado en el techo. Un trozo de pared ha caído. Un cortado por favor. Empiezo a escribir con la estilográfica. Tacho muchas palabras y mi particular escritura ininteligible, hoy está especialmente críptica. Pongo el nombre de una radio. No lo hagas, se enfadarán. Y qué culpa tienen ellos de no ser como los Estados Unidos, donde vas a una radio y tienes un equipo de grabación impresionante y cuatro cámaras de alta definición. Quiero hacer critica política. Tampoco. Porque tengo que criticarlos, si lo hace todo el mundo. Los tres amigos suben el volumen sus disquisiciones etílicas. El barman se añade. Quiero hablar de errores y pasar sobre ellos, como dice el tema. Pero si es una canción de amor, una especie de "We Can Work It Out" de los Beatles. La gente se va. Sigo escribiendo. Me vuelve el runrún de que esto serán páginas tiradas a la basura. La canción me suena triste y amarga, pero en realidad habla de solucionar los problemas y también se refiere a persona amada. Pago. Salgo muy despacio de la cafetería. Tengo una hora perdida, o quizá dos. Paso por allí, donde la gente estalla con la tarde luminosa. Subo al autobús. Escribiré el post en el ordenador, y me olvidaré de lo que he escrito a mano.
2 comentarios:
Lo que cuentas es un poco sórdido, solo la estrella de navidad y la pared que se cae, es motivo suficiente para salir corriendo de allí. Sé que es perfecto para inspirar a un poeta urbano bohemio como tu. Pero a mi esos espacios me deprimen -porque ya los he vivido demasiado- y me gustaría que el tiempo que me quede de estar aquí tuviese ese punto de glamour que no tiene...
...Pero la canción es cojonuda.
Pues la verdad es que el ambiente de la cafetería no invitaba demasiado a escribir, la putada es que tenia de hacer tiempo y quería escribir un post sobre los Brown Bird. De hecho desde fuera se veía una cafetería normal, con los cristales tintados y toda de negro. El barman al pedirle los periódicos me explico que se hartó que se los robaran y pasaba de comprar más. Y un poco el local tenia un aire de indolencia, pero tampoco era un sitio insalubre o con un palmo de suciedad en el suelo. Los tres que bebían ginebra eran los típicos cabezas huecas que se llenan de alcohol antes de hacer de fontanero por la tarde. A eso añades la tele con el volumen a tope, pues bueno, otras páginas para tirar a la basura. Gracias por pasarte, Midas, nos vemos!
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